Después de unas semanas sin publicar por falta de tiempo, en esta nueva entrada hablaremos del escudo de Barcelona, en concreto sobre el que esta coronado por un murciélago “Rat-Pennat” (rata alada) y que pese a que hace ya casi un siglo no es el escudo oficial de Barcelona, aún está presente en muchos puntos de la ciudad y es fácil encontrarse con él si nos fijamos un poco.
Según cuenta la leyenda, está simbología se remonta a la conquista de la ciudad de Valencia por parte de Jaume I, cuando estando este sitiando la ciudad entro un murciélago en su tienda en plena noche y con su alboroto despertó al rey. Este, alarmado, dio la voz de alarma y el campamento entero se puso en guardia, la situación no hubiese pasado de cómica si fuese porque el murciélago decidió entrar en la tienda del rey la misma noche en que los habitantes de Valencia intentaban atacar por sorpresa el campamento sitiador, a si pues, según la leyenda el murciélago evito que Jaume I y sus tropas fueran atacados por sorpresa y como premio el rey decidió añadir al murciélago a su escudo de armas. Lo cierto es que como buena leyenda, no es la única que circula sobre Jaume I y el murciélago, ya que existen otras variantes, que también sitúan estos hechos en la conquista de Mallorca por parte del mismo rey.
Pese a que durante siglos se ha dado como buena esta leyenda para explicar el uso del “Rat-Penat” en la heráldica de muchas ciudades y villas de la antigua corono de Aragón, el origen lo encontramos un siglo después de las conquista de Jaume I, en el siglo XIV, al ser Pere III El Cerimonios quien creó la divisa que posteriormente acabó derivando en un murciélago y que en un principio se trataba de un dragón; como distintivo personal y que posteriormente fue adoptada por el resto de la descendencia de la casa de Barcelona así como por los Trastamara que ostentaron el título de reyes de Aragón y Carlos I, el último en hacer uso de esta enseña como heredero de los territorios bajo dominio de los reyes catalanes; tal y como se puede ver en su tumba del Escorial. El porqué del uso de este animal mitológico la encontramos en la explicación,a nuestro parecer más lógica, sobre su uso y tiene que ver con la similitud en la pronunciación en catalán que existe entre d’Aragó (de Aragón) y dragó (dragón) sin olvidar la importancia de la leyenda de Sant Jordi como mata dragones, de esta forma Pere III conseguía vincular su persona con el patrón tanto de Catalunya como el de Aragón, territorio, este último en el que tuvo que lidiar en varias ocasiones para hacer prevalecer sus derechos como soberano del mismo.
Pero si Pere III y su predecesores incorporaron el dragón en su escudo de armas ¿Cómo este paso a ser un murciélago? En este caso, como en el anterior, encontramos una explicación en una mezcla entre la leyenda de Jaume I y la derivación entre las palabras “Drac Penat” (Dragón alado) y “Rat Penat” (Rata alada) es decir murciélago. Según explica Jordí Alberti en su libro “La Bandera Catalana mil anys d’història” hay constancia de esta derivación ya en 1437, cincuenta años después de la muerte del rey. La primera representación gráfica del yelmo real con el “Rat Penat” que se conserva es de 1545, de hecho tal y como se puede ver en las ilustraciones de “Historia de los victoriosissimos antiguos Condes de Barcelona” (1603) y en la “Cronica universal del Principat de Cathalunya” (1609) a principio del siglo XVII ya se confunden las imágenes del dragón alado y el murciélago, pero fue finalmente la deformación de Drac-Penat hacía Rat-Penat y la tendencia de las autoridades en creer más en las leyendas la que acabó imponiendo al murciélago como símbolo heráldico incorporándose al escudo de la ciudad por lo menos ya en 1627 (ciudades como Valencia o Mallorca ya habían incorporado al murciélago en sus escudos en el siglo XVI).
Así pues los escudos con el Rat-Penat que aún se pueden ver en Barcelona y que hermanan ha esta ciudad con otras que aún lo mantienen a lo largo de los antiguos territorios de la Corona de Aragón; tendrían que ser en realidad un dragón, lo que resulta curioso es que muchos de estos murciélagos que aún hoy se pueden observar en la ciudad forman parte de obras modernistas, cuyos arquitectos sentían una especial devoción por este animal mitológico, sin duda alguna por su vinculación con el pasado medieval y la leyenda de Sant Jordi, la misma leyenda que siglos antes quizás inspiro a Pere III a lucir ese Drac-Penat que acabo siendo un murciélago.
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