En 1899 el farmacéutico Dr. Andreu, el de las pastillas Juanolas, junto con otros prohombres de la ciudad funda la Sociedad Anónima El Tibidabo, para urbanizar y explotar la ladera Barcelonesa de la montaña. En pocos años se urbaniza la parte baja de la montaña mediante una gran avenida central, la Avinguda Tibidabo; también se inauguran el actual Trambia Blau y el funicular que asciende hasta la cima de la montaña (1901). Poco después, en 1906 el Doctor Salvador Andreu en la confluencia de la nueva avenida con la de Sant Gervasi encarga la construcción de una magnifico hotel, el Metropolitan.
El arquitecto encargo del diseño del hotel fue Adolf Ruíz i Casamitjana, lo hizo en estilo modernista y contó entre otros con la colaboración del más destacado ceramista de la época, el valenciano Lluís Brú Salelles (responsable entre otros mosaicos de algunas piezas del Hospital de Sant Pau o El Palau de la Música). Al haber transcurrido apenas una década el inmueble es remodelado por otro grande de la arquitectura, Enric Sagnier Villavecchia.
El inmueble siguió siendo un hotel hasta la década de 1970 cuando cambió su uso para convertirse en el Hospital Sant Gervasi, destinado a enfermos terminales, donde estos pasaban el fin de sus días. Según parece el edificio se contagió de dichos enfermos, entrando en una larga y lenta decadencia, acentuada por su total abandono tras la compra por parte de la empresa Nuñez y Navarro en 1999, la dejadez por parte de la actual empresa propietaria (cuyo máximo responsable ha sido condenado recientemente a 6 años de cárcel por cohecho y falsedad documental) ha sido extrema, hasta llegar al punto en que la promotora arguye que es más rentable destruir el 80% del edificio para construir oficinas que remodelarlo. Des de el Ajuntament parecen darle la razón, pese a contradecir el “Pla Especial del Patrimoni Arquitectónic Historicoartístic de la Ciutat de Barcelona” así como las palabras del actual alcalde de Barcelona, ya que el Sr. Trias abogó, durante la campaña electoral, por la remodelación del edificio para volver a ser un hotel emblemático de la ciudad de Barcelona.
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Hola Javier,
ResponderEliminarFantastica entrada, La rotonda es un bello edificio que debe preservarse en su totalidad, evitando estas operaciones especulativas que creen que haciendo un pastiche con la fachada ya han salvado una obra.
Por cierto, las pastillas Juanola no son las del Dr. Andreu. Estas eran otras pastillas para la tos que en su día gozaron de gran predilección por los barceloneses y que por cierto en su composición durante muchos años habia ciertos ingredientes opiaceos, hay que recordar que hasta los ochenta en medicamentos se prodigaba el uso de alcoholes como reconstituyentes y calmantes: los vinos quinados, el agua del Carmen...
Saludos
railsiferradures
Moltes gràcies Xavier!!! Nosaltres tenim pensada també una entrada similar al nostre bloc per la setmana que ve, ja veuràs com t'agradarà!!! Ara mateix et fem publicitat d'aquest post a tuiter! ;-)
ResponderEliminarHola Xavier.
ResponderEliminarEstupendo artículo sobre un maravilloso edificio que ha sido la verguenza del abandono por parte de vete a saber que intereses. Ahora dicen que, tras la remodelación, la parte del genial Enric Sagnier Villavecchia no se va a corservar, espero que no hagan un destrozo irreparable.
Hace unos meses escribí un post sobre "La Rotonda".Allí está el enlace de la plataforma de vecinos. Te invito a leerlo.
Un abrazo.
http://veodigital.blogspot.com/2010/10/la-rotonda-barcelona-hotel-de-lujo.html
Rails, tienes razón, el responsable de las pastillas Juanola fué el farmaceutico Manuel Juanola Reixach, en 1906...
ResponderEliminarSalvem la Rotonda, moltes gràcies i fins la setmana pròxima!
APU, no me habia fijado en que tu también habías escrito uno sobre la desidia del Ayuntamiento, como vemos el caso de La Sagrera no es el primero ni será el último! un abrazo