A partir de mañana se celebra en Barcelona la fiesta mayor de la ciudad, siendo el 24 de Setiembre, día de la Mercé, el punto álgido de las mismas, al ser este día el de la actual patrona de la ciudad.
Para encontrar los orígenes de esta fiesta nos hemos de remontar hasta principios del S. XIII, concretamente a la noche del 23 al 24 de setiembre de 1218, cuándo según parece la Virgen se les presento al rey Jaume I, a Sant Pere Nolast i a Sant Ramon de Penyafort para encomendarles una misión, está era la de crear una orden religiosa que entre otras funciones se encargara de rescatar a los cautivos cristianos de sus captores musulmanes. Otra de las funciones fue la de adiestrar a sus miembros en el arte de la batalla. Así pues nos encontramos que después de la visita de la Virgen,(hay algunas versiones que dicen que los tres estaban reunidos en el mismo lugar, otras en cambio señalan que los visitó por separado) se creó la Orden Real i Militar de Nuestra Señora de la Merced de la Redención de los Cautivos.
Pese a que en esos momentos Jaume I estaba en paz con los reinos musulmanes de la península, la verdad es que su creación precede a la expansión territorial que poco después empezaría a llevar a cabo con la conquista de las taifas de Mallorca (1229) y Valencia (1238) así como a la creciente actividad mercantil de los catalanes, que los llevaría en muchas ocasiones a navegar por costas musulmanes, cayendo a veces bajo piratas de esta religión. Después del auge de la piratería a lo largo de los siglos XVI y XVII su acción redentora fue cada vez menos importante hasta que en 1812 dejaron ya definitivamente dicha función para dedicarse a tareas evangelizadoras y de atención a los pobres.
Pero como ya vimos en un post anterior, hasta no hace mucho la patrona de la ciudad de Barcelona era Santa Eulalia, pero su situación empezó a cambiar durante 1867, cuando los barceloneses ante la pasividad que parecía mostrar la santa ante sus plegarias para que les librara de una terrible plaga de langostas suplicaron a la Virgen de la Mercé que les atendieran. Al poco de empezar a rezar a la virgen de los mercedarios, la plaga desapareció y los barceloneses no tuvieron que sufrir por el desabastecimiento de trigo de la ciudad, ante este aparente milagro las autoridades la proclamaron nueva patrona de la ciudad, aunque desde Roma la aprobación no llegó hasta dos siglos más tarde y no fue a partir de 1868 cuando la patrona oficial paso a ser la Virgen de la Mercè. Según cuentan esto parece que no le gustó mucho a Santa Eulalia y deja mostrar su enfado y disgusto a los barceloneses haciendo llover durante los días de fiesta de su rival, aunque algunos dicen que más que su enfado, son sus lágrimas las que caen sobre la ciudad.
Este próximo domingo día 11 es la Diada Nacional de Catalunya, día en que los catalanes reivindican las libertades perdidas tras la Guerra de Sucesión. Esta fecha no es casual ya que fue un 11 de septiembre de 1714 cuando las tropas de Felipe V ponían fin a un largo asedio sobre Barcelona, poco podían hacer los barceloneses tras más de 11 meses de asedio abandonados a su suerte y ante un enemigo mucho más numeroso y mejor armado.
Uno de los puntos de concentración para celebrar la Diada Nacional más emotivos es, sin lugar a dudas, el Fossar de les Moreres, antiguo emplazamiento del cementerio de la parroquia de Santa María del Mar y donde fueron enterrados muchos de los defensores de las murallas de Barcelona. Si este lugar ha adquirido tanta importancia es gracias a la mística que fue adquiriendo a partir del poema de Federic Soler i Hubert, más conocido como Serafí el Pitarra, El Fossar de les Moreres:
“Al Fossar de les moreres
No s’hi enterra cap traïdor;
fins perdent nostres banderes
será l’urna de l’honor…”
Pese a que debido a este poema son muchos los que piensan que en este lugar yacen los restos de todos los resistentes barceloneses, no es cierto. Ya que aunque el barrio de Santa Maria del Mar fue el más castigado por los bombardeos y por donde entraron las tropas borbónicas, hemos de señalar que fueron todos los ciudadanos los encargados de resistir ante el enemigo, por lo que si caían muertos defendiendo la ciudad eran enterrados en sus respectivas parroquias.
El actual estado de la plaza se debe a una remodelación a cargo de la arquitecta Carme Fillol, que tuvo lugar a finales de la década de los 80 del siglo pasado, no absenta de polémica y es que justo en medio del actual Fossar de les Moreres se encontraba un puente levantado en 1700 que conectaba el palco real de Santa Maria del Mar con el Palau Reial, edificio situado en el actual Pla de Palau, desaparecido tras un incendio en 1875. Pese a que el puente debía ser recolocado tras su desmantelamiento, a día de hoy permanece desmontado y oculto en algún almacén. Si pasáis por allí aun hoy se puede ver una tonalidad diferente justo en el lugar donde conectaba el puente con la fachada lateral de la iglesia.
Otro caso curioso es el de la vidriera donde aparece Felipe V situada justo encima del Fossar de les Moreres. Es curioso porque pese a tratarse del responsable del ataque a Barcelona y de la eliminación de los fueros y constituciones catalanas, así como de empezar las políticas contra el catalán, está situado justo donde los catalanes se reúnen para reivindicar sus derechos perdidos; más aún teniendo en cuenta que su colocación, pese a que nadie parece estar seguro, fue precisamente realizada al mismo tiempo en que se llevaban acabo las obras de rehabilitación del Fossar. Aunque pudiera parecer un agravio, hemos de recordar que fue precisamente en esta iglesia donde contrajo matrimonio el 13 de noviembre de 1701 con su primera esposa, María Luisa Gabriela de Saboya.
Hace unas semanas, gracias a la colaboración ciudadana, salió a la luz en la prensa el hallazgo de una Villa Romana en las obras del AVE. en tierras del distrito barcelonés de Sant Martí – La Sagrera -.
La Asociación de vecinos de La Sagrera y La Verneda quieren reunirse con el ayuntamiento y Adif. Van a pedir la conservación del yacimiento y el traslado de las piezas más valiosas a la Torre del Fang (reconvertida en museo). Muchos tememos que el destino, como otros tantos descubrimientos que ocurren en nuestra ciudad sea el vaciado, catalogado y después posterior sepultado y olvido para siempre de las ruinas.
Sin pensar solo en los turistas.
Cuando se ama una ciudad se la ama toda, con su olor a mar y pino, con sus arrugas, con su caminar de modernidad, con sus gentes diversas, con sus rincones limpios y sucios... y sobre todo con sus ruinas, legado de un pasado testimonio del paso de civilizaciones. Quizás porque la colonia fundada por Augusto “Julia Augusta Faventia Paterna Barcino” ,casi en su totalidad sepultada, y sus construcciones periféricas merezcan escasa atención por parte del Consistorio; pero se debería dar a los habitantes de esta ciudad los vestigios romanos de Barcelona. Los ciudadanos amantes de la ciudad no debemos resignarnos porque sus dirigentes miren hacia otro lado.
Como si de una aparición se tratara ha caído en mís manos una narración corta. Una narración de Javier Calvo titulada Rios Perdidos y comprendida dentro del libro " Odio Barcelona" Ed. Melusina. . El libro me ha abierto los ojos, y deja de ser libro para convertirse en realidad; en uno de sus párrafos dice así :
" Los Magos Negros han existido en nuestra ciudad desde hace mucho tiempo, Su Gran Acto de Magia Negra consiste en hacer desaparecer la ciudad y remplazarla por un artefacto muerto "..."...Cuando los hombres y mujeres que caminen por las calles de la ciudad ya no tengan ningún vínculo sagrado con el suelo, las piedras y los huesos, entonces Barcelona habrá muerto del todo..."
Definen estas palabras el pensamiento de los abajo firmantes al ver como desde principios de agosto se destruye un asentamiento romano en La Sagrera (que seguro está bien supervisado, bien sabido, bien milimetrado y bien asesorado), pero que en ningún caso los moradores de Barcelona podremos admirar, ni pisar, ni saber, ni estudiar, ni poder querer como nuestro.
Sr Alcalde Trias. Sres del Consistorio. Les rogamos encarecidamente salvaguarden el patrimonio de Barcelona. Ustedes pueden y deben moralmente hacerlo. El enclave forma parte de nuestra historia, la de nuestra ciudad y se merece la consideración que estamos seguros Ustedes sabrán aportar.
Blogs colaboradores firmates del Manifiesto por la coservación de la villa romana.
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Desde el Centro de Documentación de la Sagrera, se piden firmas para que la AA. VV. del Barrio de la Sagrerà presente una petición para el estudio exhaustivo y la conservación de la villa ante el consistorio. (mandar nombre y apellidos en qterre@gmail.com)
A finales del Siglo XIX y a
principios del XX era común ver por las calles de los barrios obreros de Barcelona
vagabundear a grupos de huérfanos sin que nadie les prestara atención, por esas
mismas fechas el mal de la tuberculosis afectaba a una parte importante de la
población, sin distención de clase social.
Ante la tuberculosis poco o nada
se podía hacer, ante esta situación la proliferación de remedios más o menos esperpénticos
por parte de autoproclamados sanadores era de esperar, aunque sin lugar a dudas
había uno al alcance de muy pocos, tanto por su elevado coste económico, como
por la necesaria ausencia de escrúpulos. Este es el caso sobre el que hablamos
hoy.
Enriqueta Martí Ripolles nació en
Sant Feliu de Llobregat y pronto se fue a vivir a Barcelona, donde en un
principio trabajó de niñera, pero pronto empezó a ejercer la prostitución, por
la zona del puerto y el Barrio Chino del Raval. De sus primeros años en
Barcelona poco se sabe, lo que parece seguro es que pasó de ejercer la
prostitución a regentar un prostíbulo donde
entre otros servicios se ofrecía la compañía de niños y niñas, ya que en sus
antecedentes así constaba tras una detención en 1909, de la que se libró de ir
a juicio mediante la intersección de algún poderosos ciudadano.
Pese a regentar un burdel y
ejercer la prostitución, Enriqueta tenía otra fuente de ingresos y es que era
curandera, aunque sus servicios estaban al alcance de muy pocos, solo de los
burgueses desesperados que ante el temor a la muerte y a una lenta agonía provocadas
por la tuberculosis acudían a sus servicios, previo pago de importantes sumas
de dinero; y es que está mujer ofrecía la sangre y las grasas de niños recién asesinados
como remedios infalibles ante la tisis. Su peculiar negocio se empezó a
desmoronar el 10 de Febreo de 1912 cundo secuestró a una niña de 5 años,
Teresita Guitar, sobre su secuestro la prensa se hizo un gran eco y que gracias a una
vecina fue localizada semanas después, ya que dijo haber visto a una niña que se le parecía asomándose a una
venta del entresuelo del número 29 de la calle Ponent (hoy Joaquim Costa). La policía,
accedió al inmueble y efectivamente encontró a Teresita, junto a otra niña
llamada Angelita, aunque no llegó a tiempo de encontrar al antiguo compañero de
esta, Pepito, cuya ropa manchada de sangre aún se encontraba en el edificio.
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En los días y meses posteriores
la ciudad, así como el resto del estado, vivió con gran intereses la evolución
del caso a través de la prensa, a medida que la investigación avanzaba (se
pudieron identificar restos de al menos 12 víctimas) los ánimos se fueron
calentando entre la población, más aún al conocerse que la secuestradora tenía
en su piso una larga lista con las iniciales de sus clientes. Pese a esto al
investigación seguía su curso, llegando a remontar sus crímenes por lo menos hasta
el 1906, fecha en la que una testigo aseguró que La Vampira de Barcelona se había
llevado a su bebe recién nacido de sus brazos. Aunque lo más sorprendente de
todo tuvo lugar poco después de su detención y es que alguien entro la noche
del 8 de Marzo de 1912 en el piso de la asesina y se llevó una importante
cantidad de objetos, el más destacado fue el colchón donde dormía la asesina. Sorprende
que nadie se diese cuenta de dicho robo, más aún si tenemos en cuenta que la
casa se encontraba vigilada por agentes policiales, aunque este hecho no hace
sino alimentar las sospechas de la relación de Enriqueta con la alta sociedad
barcelonesa. Finalmente la vida de Enriqueta vio su fin el 13 de mayo de 1913,
tras una brutal paliza orquestada, según cuentan las malas lenguas, por parte
de su antigua clientela, con la muete de Enriqueta, quien nunca fue juzgada, se
cerraron las investigaciones de sus crímenes, seguramente para el alivio de más
de uno.
Si queréis conocer un poco más
sobre La Vampira de Barcelona, dentro de poco se estrena una obra de teatro
sobre sus crimenes y para aquellos que tengáis twitter, podéis seguir sus andanzas
en el mundo 2.0