A finales del Siglo XIX y a
principios del XX era común ver por las calles de los barrios obreros de Barcelona
vagabundear a grupos de huérfanos sin que nadie les prestara atención, por esas
mismas fechas el mal de la tuberculosis afectaba a una parte importante de la
población, sin distención de clase social.
Ante la tuberculosis poco o nada
se podía hacer, ante esta situación la proliferación de remedios más o menos esperpénticos
por parte de autoproclamados sanadores era de esperar, aunque sin lugar a dudas
había uno al alcance de muy pocos, tanto por su elevado coste económico, como
por la necesaria ausencia de escrúpulos. Este es el caso sobre el que hablamos
hoy.
Enriqueta Martí Ripolles nació en
Sant Feliu de Llobregat y pronto se fue a vivir a Barcelona, donde en un
principio trabajó de niñera, pero pronto empezó a ejercer la prostitución, por
la zona del puerto y el Barrio Chino del Raval. De sus primeros años en
Barcelona poco se sabe, lo que parece seguro es que pasó de ejercer la
prostitución a regentar un prostíbulo donde
entre otros servicios se ofrecía la compañía de niños y niñas, ya que en sus
antecedentes así constaba tras una detención en 1909, de la que se libró de ir
a juicio mediante la intersección de algún poderosos ciudadano.
Pese a regentar un burdel y
ejercer la prostitución, Enriqueta tenía otra fuente de ingresos y es que era
curandera, aunque sus servicios estaban al alcance de muy pocos, solo de los
burgueses desesperados que ante el temor a la muerte y a una lenta agonía provocadas
por la tuberculosis acudían a sus servicios, previo pago de importantes sumas
de dinero; y es que está mujer ofrecía la sangre y las grasas de niños recién asesinados
como remedios infalibles ante la tisis. Su peculiar negocio se empezó a
desmoronar el 10 de Febreo de 1912 cundo secuestró a una niña de 5 años,
Teresita Guitar, sobre su secuestro la prensa se hizo un gran eco y que gracias a una
vecina fue localizada semanas después, ya que dijo haber visto a una niña que se le parecía asomándose a una
venta del entresuelo del número 29 de la calle Ponent (hoy Joaquim Costa). La policía,
accedió al inmueble y efectivamente encontró a Teresita, junto a otra niña
llamada Angelita, aunque no llegó a tiempo de encontrar al antiguo compañero de
esta, Pepito, cuya ropa manchada de sangre aún se encontraba en el edificio.
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Si queréis conocer un poco más
sobre La Vampira de Barcelona, dentro de poco se estrena una obra de teatro
sobre sus crimenes y para aquellos que tengáis twitter, podéis seguir sus andanzas
en el mundo 2.0
Enlaces:
Estupendo me gusta las crónicas negras, hace tiempo hice un post de esta Vampira...
ResponderEliminarMenudo verano Xavier, que perdido has estado, bienvenido un abrazo.
Hola Trinidad! la verdad es que no he visto tu post, pero ahora le echare un vistazo.
ResponderEliminarDurante este verano no he echo ningún post, pero no por falta de ganas! un abrazo!
Algo he leído sobre ello, yo tenía un amigo que vivía en el 1 bis de la calle Poniente y siempre hablaban en su casa del suceso...
ResponderEliminarHola Xavier.
ResponderEliminarGracias por ofrecer tu colaboración. Te he remitido un correo.
Un saludo.