En las últimas dos décadas el número de turistas en la ciudad de Barcelona se ha multiplicado de forma espectacular, si a principios de los 90 los turistas que visitaron la ciudad fueron 1.732.902 en el año 2.000 ya eran más de tres millones y en 2009 se alcanzó la cifra de 6.476.033. El impacto económico de todo esto ha sido y es innegable, no tan solo para el sector hotelero (seguro que el señor Gaspart está muy contento), si no para la inmensa mayoría de las persones vinculadas de algún modo con el sector servicio. No obstante muchos de los ciudadanos de Barcelona no se sienten a gusto con la llegada de tanto turismo y es que como ya vimos en la carta de Bohigas a Mariscal, hay mucha gente descontenta tanto con el modelo de ciudad que se está proyectando (a veces pensando más en el turista que en el autóctono) como con las incomodidades que conlleva la llega masiva de turistas en los” puntos calientes”.
Donde seguramente más se ha dejado notar este fenómeno sea en las Ramblas, que ha pasado de ser una calle referencia de todo buen barcelonés, ha ser un sitio incomodo para muchos de los ciudadanos de la capital catalana que han acabado por darle la espalda. Una manera de comprobar cómo ha ido cambiando la actitud sobre Las Ramblas en apenas dos décadas es repasando algunas canciones que se le han dedicado en este tiempo.
A si pues si en 1997 Quimi Portet con “La Rambla”, nos enseña un calle donde bajar a tomar algo y poco después Manu Chao con su “Rumba de Barcelona” nos muestra lo que según él es la esencia de Barcelona con su estribillo “Rambla p’aquí, Rambla p’allá, está es la Rumba de Barcelona”.
Ya en 2005 la calle se ha convertido en un monstruo que nos persigue por la ciudad en la canción llamada “El Monstruo de las Ramblas” en el disco homónimo (2005) de facto delafé y las flores azules…
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