Que los catalanes tenemos fama de
tacaños en el resto del estado es de sobra conocido, esta fama posiblemente viene
dada a raíz del
“Tancament de Caixes” a
finales del S. XIX.
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El Alcalde Robert en una caricatura de la | época |
Y es que tras la pérdida de las
últimas colonias en América el erario público estaba muy maltrecho y era
necesario sanearlo. Así que entre otras medidas se decidió subir los impuestos
a los comercios y la industria (17 de junio), esta subida era especialmente
significativa para los instalados en la provincia de Barcelona. Los afectados,
el 1 de septiembre, se negaron a pagar lo
reclamado por hacienda, por lo que transcurrido unos dias desde la inicial
negativa, el gobierno central, presidido por Francisco Silvela, ordeno al
alcalde de Barcelona,
Bartomeu Robert, que embargara los bienes a los morosos;
este se negó y dimitió el 12 de septiembre. El conflicto aún tenía que durar
unos meses más y se recurrió a la suspensión de las garantías constitucionales
(24 de octubre) para poner fina las protestas. Durante el conflicto se llegó a
proponer el concierto económico desde Catalunya, que logro algún apoyo significativo
desde Madrid, el más destacado fue el regeneracionista Polavieja. No es difícil
imaginarse que esta actitud fue vista desde el resto del estado con malos ojos,
ya que los catalanes se negaban a asumir una subida de impuestos que afectaba
de manera muy significativa a sus bolsillos, siendo estos obligados a contribuir
más que el resto de tenderos y empresarios del estado.
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Detalle de la fachada neoclásica de la catedral de Barcelona |
Pese a esto, hay quien piensa que
los catalanes, desde siempre somos tacaños. Sea cierto o no, la verdad es que
como pueblo con tradición mercantil siempre hemos tratado de obtener el mayor
beneficio económico de nuestras acciones. Nos lo Explica
Joan Amades en
“Tradicions de la Seu de Barcelona”. Y es
que según nos explica, durante la construcción de la nueva catedral, de estilo
gótico (S: XIII-XIV); se iba rellenando el espacio entre los nuevos muros y los
románicos con tierra, para de esta forma poder trabajar sin dificultad en
altura. Resulta que a uno de los arquitectos, previendo que una vez se
finalizaran las obras sería un problema retirar toda esa tierra; se le ocurrió mezclar
entre la tierra monedas de pequeño valor (creuets). Una vez finalizada la obra
se hizo correr la voz entre los barceloneses, quienes acudieron alegremente a
vaciar de tierra, pues de este modo obtenían una pequeña recompensa. El
arquitecto y el obispo, es de suponer que estuvieron muy contentos, ya que
pudieron ahorrarse unas cuantas monedas en sueldos de trabajadores.
Por último no hemos de dejar de
mencionar un par de aspectos, que quizás ayuden a mitigar la imagen que se
tiene de los catalanes, por un lado, el record de recaudación de la “La Marató de TV3”. Este maratón solidario
televisivo consiguió recaudar más de 7 millones de € en 15 horas de programa.
Por otro lado el hecho que las más de 2000 ONG catalanas agrupadas en Acció
Social manejan un presupuesto anual equiparable al 1% del PIB catalán.
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